Crítica: Nimona
Netflix vuelve a acertar con la animación, sacando su mejor versión una vez más como ocurría otros años con films como Los Mitchell contra las Maquinas o El Monstruo Marino, película esta última con la guarda bastante relación en su temática, ya que tratan ambas sobre los monstruos y el concepto que tenemos de ellos, como juzgamos a los que son diferentes y pasan a ser directamente los villanos por su aspecto o apariencia.
De todas maneras, Nimona va un poco más allá, tratando temas complejos además como el racismo y el clasismo, unas lacras mucho más presentes en la sociedad actual de lo que nos gustaría. El film nos lleva hasta un reino imaginario donde se mezcla lo medieval con lo tecnológico, y nos sitúa mil años después de que Glory venciera a un monstruo que amenazaba con destruir el Reino. Tras vencer al monstruo, se crea una orden de elegidos que serán los encargados, generación tras generación, de defender el Reino de los monstruos.
Por primera vez en mil años, un plebeyo llamado Ballister será nombrado caballero de la orden, lo cual causa bastante controversia entre la gente e incluso entre sus propios compañeros. Pero un terrible e inesperado incidente acaba con Ballister acusado de cometer un atroz crimen y huyendo de sus propios compañeros. Determinado a demostrar su inocencia, conocerá a Nimona, una joven que quiere ser su esbirro y luchar contra el Reino como villanos, causando caos y destrucción. Pero Nimona resulta ser una cambiaformas, uno de los monstruos contra los que Ballister debía luchar. Conocerla cambiará para siempre su percepción del Reino y de lo que les han enseñado durante toda su vida.
La adaptación de este comic de Noelle Stevenson ha estado años dando tumbos, se anunció por vez primera en 2015 de la mano de Blue Sky Studios de Fox, quien se había hecho con los derechos para un film que iba a dirigir Patrick Osborne, ganador de un Oscar por su corto Feast, aquí titulado Buenas Migas. Tras la adquisición de Disney de 21st Century Fox, la producción fue rechazada por su contenido LGBTQ, y luego se canceló debido al cierre de Blue Sky en abril de 2021. Por suerte, Annapurna Pictures revivió el projecto que es el que podemos ver ahora en Netflix.
Y toca hablar de la animación, esta Nimona es otra clara deudora del film de animación de Spider-Man, tal y como lo era Los Mitchell contra las Maquinas, por ejemplo. Se combina animación digital con aspecto de 2D y el resultado es espectacular de nuevo, tanto visual como a la hora de las escenas de acción. Ya iba siendo hora de acabar con el monopolio de la animación digital, que está muy bien, pero se agradece que la industria se haya atrevido a ofrecer otros formatos de animación y que estos no queden tan solo para films indies.
Nimona va mucho más allá visualmente de lo que cabía imaginar leyendo su novela gráfica, que en este aspecto se queda un poco pobre. Los escenarios medievales, sus llamativa animación y la tecnología mezclada con las armaduras y espadas logran combinarse a la perfección sin que parezca raro o forzado. El film conserva el espíritu de sus protagonistas, y aunque Nimona corría el riesgo de hacerse un personaje cargante e irritante, no lo hace en ningún momento, más bien todo lo contrario, consigue caer en gracia desde su primera aparición.
Al final habrá que alegrarse y decir que la espera ha valido la pena, no creo yo que el resultado hubiera sido el mismo bajo la producción de Blue Sky, ya que Nimona es un film atrevido y gamberro, irreverente y descarado, pero a la vez nos deja un mensaje, o varios, que no podían ser más de actualidad y sobre el que merece la pena reflexionar. Desde luego, otra maravilla de animación, que una vez más se va a colar este año entre lo mejor de Netflix, e incluso entre lo mejor del año.
