Más allá de Sitges XXXXII: High-Rise
Tengo que reconocer que hasta la fecha lo que he visto, otros años en Sitges, de Ben Wheatley no me ha acabado de convencer, aunque se trata de un director con un buen número de seguidores y que realiza un tipo de cine bastante inclasificable y muy particular. Esto es siempre de agradecer, pero no quiere decir que me gusten sus películas.
High-Rise, la adaptación del clásico de J.G. Ballard, llevaba años intentando adaptarse y pasando de mano en mano hasta que sorprendentemente se anunció que Wheatley iba a dirigirla. Con un presupuesto algo más elevado e incluso con actores de renombre, pensé que el director podría ofrecernos algo más comercial pero con un toque personal. Además, hay muchas similitudes en la novela con Snowpiercer, y esta había parido una película estupenda, con suerte se podría repetir jugada.
Sr. Wheatley, creo que es la última vez que me acerco a ver una película suya, porque ni con esas. El director nos ofrece una caótica adaptación en la que parece más preocupado en mostrar quien se acuesta con quien y en sus paranoias que en mostrar una línea argumental con un mínimo de coherencia y estabilidad. Acierta a la hora de representar una ambientación futurista retro y consigue una banda sonora impresionante para acompañar, pero el resto nos zambulle en tal desconcierto anárquico con el que parece querer demostrar que a pesar de tener actores de Hollywood conocidos, a pesar de tener un presupuesto más holgado, no va a pasar por el tubo y realiza expresamente un ejercicio de enmarañada dirección para dejarlo claro. O igual es que tras tantos años de pasar la adaptación por tantas manos, tenia tantas reescrituras de guión que todo ha acabado en un autentico caos. De todas maneras, auguro una vida comercial bien pobre para la película, una lástima que la gran obra de Ballard se haya quedado en una adaptación que debería haber sido más.
