Más Allá de Sitges XXXI: Beauty Water

Beauty Water nos ofrece una esperada crítica al culto a la imagen y a la apariencia. Su protagonista, Yae-ji, es una mujer no muy agraciada físicamente, pero que además se pasa el día lamentándose e inflándose a bolsas de patatas fritas y snacks. Además, ha caído victima de una campaña viral en las redes, lo que la lleva a caer en manos de un tónico milagroso capaz de moldear su imagen y convertirse en lo que siempre ha deseado ser.
Yae-ji es de entrada un personaje bastante odioso y que da pena a la vez, no contenta con su cuerpo ni con su vida, se dedica a repartir odio por las redes y a tratar mal a sus padres, a los que obliga a empeñarse para poder pagarse su carísimo tratamiento. Es una mujer egoísta que solo piensa en si misma, victima de una sociedad de consumo donde importa más el cuerpo que la mente, y que en su egocentrismo es capaz de llevarse a cualquiera por delante.
Buena parte del film es un retrato crudo del precio del éxito y la fama, de la belleza como único medio para obtener reconocimiento. Pero en su tramo final, el film se abraza al terror más surrealista con un giro que ofrece un cambio radical en su trama y que creo está un poco de más, hubiera preferido que el propio personaje se hubiera hundido en la miseria de sus propios deseos y ambiciones en vez de darle un final que la convierte en una victima más.

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