Crítica: Un Blanco, Blanco Día

by dragón negro | 6 mayo, 2020 23:49

Película islandesa que nos trae el DA Barcelona y que nos cuenta la historia de un policía retirado cuya esposa muere en un accidente de coche y que pasado un tiempo empieza a sospechar que esta le era infiel. Ingimundur, que es como se llama el hombre, pasa sus días construyendo una casa y su única felicidad es su nieta. Pero a pesar de todo, empieza a obsesionarse con el tema del adulterio de su mujer y está dispuesto a descubrir lo que pasó al precio que sea.

No he entrado en la propuesta de Un Blanco, Blanco Día, su lento inicio y sus largos planos, sumados a que la historia de nuestro protagonista no me acaba de atrapar, ni veo una evolución que justifique su tramo final, donde las cosas se empiezan a salir de madre pero ya es demasiado tarde para mí, y una escena aquí y otra allá no logran compensar un conjunto que en general deja bastante frio.

Ingvar Sigurdsson, el protagonista, realiza una actuación bastante sobria, pero me llama la atención la niña Ída Mekkin, hija del director, que hace el papel de nieta y nos muestra como a los niños de Islandia les enseñan de otra manera, a golpear un salmón contra la mesa para matarlo, les dan grandes cuchillos para que golpeen el hielo para hace cubitos, le cuentan cuentos macabros para dormir y ven programas raros por la tele.

Un Blanco, Blanco Día es un drama sobre la pérdida, el dolor, la frustración y la venganza, que cuando gira al thriller mejora pero lo hace en tan escasas veces que el resto se hace demasiado cuesta arriba.

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