Crítica: The Blackout
Una serie de misteriosos e inexplicables temblores están repitiéndose con frecuencia en el día antes de Navidad en Los Angeles. Nos centraremos en los vecinos de un bloque de edificios que están preparando la Noche Buena, cada uno a su manera, en familia, en solitario o con una gran fiesta. Pero los temblores llegarán a su punto álgido y se irá la luz de todo el edificio a la par que unas extrañas criaturas empiezan a hacer aparición.
The Blackout es un nuevo film de serie B con criaturas como amenaza que si bien de entrada podría recordarnos bastante a la saga Feast, más que nada por las similitudes mostradas en sus posters promocionales que hemos podido ver y por tener de protagonistas a criaturas salvajes y deformes en busca de carne humana, a lo largo del film veremos que las similitudes acaban aquí, y que The Blackout toma otro camino que se aleja mucho de la mala leche que gastaba Feast.
The Blackout es un film muy modesto, incluso más que el primer Feast, e intenta tomarse en serio tanto como puede su premisa inicial, nada de humor negro. La presentación de los diversos personajes que se acabarán juntando en el film es bastante convencional, por no decir aburrida e incluso irritante. Los actores están pésimos durante todo el metraje aun para tratarse de un producto de estas características y sus diálogos rozan lo patético cuando no lo son directamente. Se van sucediendo situaciones absurdas y de poca lógica, la idea que tiene el personaje negro de enfrentarse a los bichos es tan patética que está claro que no va a durar mucho.
Los efectos especiales son bastante pobres, una combinación de efectos digitales y de maquillaje que, teniendo en cuenta el tipo de producción que tiene, tampoco le vamos a pedir mucho más. Los efectos gores son cantosos al decantarse más por lo digital que por lo artesanal, pero al menos son de agradecer.
¿Qué salva entonces de la quema a The Blackout? Pues que es un film de serie B con monstruos, y eso siempre es una gran baza para el entretenimiento de los aficionados como nosotros. Y por otro lado, que el film va cogiendo consistencia a medida que avanza por mucho que cueste creer esto y tiene un final que dota a su conjunto de una cierta coherencia que le da un sentido a todo bastante convincente y satisfactorio.
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