Crítica: Nightbooks
Netflix estrenaba ayer el film de terror juvenil Nightbooks, basado en el libro de J.A. White y con producción de la compañía de Sam Raimi. Se trata del nuevo trabajo de David Yarovesky, el de Brightburn, que vuelve a demostrar que se le da bien trabajar con niños, aunque aquí trata con un terror más ligero y juvenil, pero que funciona perfectamente para un público más adulto.
El film nos cuenta la historia de Alex, un chico con una gran pasión por escribir relatos de terror, pero que al empezar la película vemos como reniega de ello y quiere destruir todo su trabajo. Es entonces cuando queda atrapado en el piso mágico de una bruja, que le obligará a contarle una historia de terror cada noche si quiere seguir con vida. En el piso se encuentra con Lenore, un gato con muy mala baba que le hará la vida imposible, y otra prisionera, la joven Yasmin, que al principio se mostrará reticente a entablar amistad con él.
Nightbooks cuenta con tan solo tres protagonistas, y hay que decir que su casting es todo un acierto. El pequeño Winslow Fegley es todo un encanto de niño, un apasionado por las historias de terror que se siente acomplejado por sus gustos que los demás tildan de extraños, y que deberá aprender a aceptarse, se le nota desparpajo frente a la cámara y es la personificación del friki que sufre por sus aficiones. Lidya Jewett es la contrapartida ideal, una joven que ya lleva tiempo en la casa y que solo pretende seguir con vida, su pragmatismo chocará con la inocencia de Alex y sus ganas de huir de allí. Y finalmente, la bruja, que interpreta Krysten Ritter, cuyo rostro frio y bello la hace ideal, y que viene acompañada de un vestuario extravagante y de un pelo tintado y maquillaje que acentúa su personaje de villana.
Como si de una variante de las 1000 y Una Noches en clave de terror se tratara, los pequeños fragmentos de historias que va contando Alex son sencillas e ingenuas, dan esa sensación de que son propias de un niño, y cuentan con su propia ambientación para representarlas con escenarios dibujados. El film tiene un apartado técnico que cumple sobradamente, se nota cuando hay un buen presupuesto, y una historia que despega en su segunda mitad con sorprendentes revelaciones que hacen que todo cobre un nuevo sentido.
Nightbooks es un buen film de terror juvenil como lo fue en su día Pesadillas, el film de 2015, una ventana al terror para los más pequeños, que también pueden y deben disfrutar del género y que films como estos son perfectos para ellos, pero además, no se olvidan del público más adulto, y es que la película destila amor por el género, tanto en sus evidentes referencias como en la historia de este joven que ama escribir relatos de terror con el que es fácil identificarse.
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